Uno de los datos que ha sorprendido a los lectores de Inmortales y perfectos es que animales como el ratón o el erizo de mar tengan más genes en su genoma que el ser humano (ver página 37). Está claro que la complejidad de un organismo no viene sólo determinada por el número de genes. Las razones eran desconocidas hasta hace poco.
Se sabía ya que a partir de un mismo trozo de ADN se obtienen a veces diferentes RNA y proteínas, usando un mecanismo llamado splicing alternativo. De esta manera, se amplía el número real de genes de nuestro genoma puesto que un fragmento de ADN contiene información equivalente a más de un gen. Se ha descubierto recientemente que hasta 94% de nuestros genes podrían comportarse así, lo que significaría que la aparente sencillez de nuestro genoma se vería compensada por este sistema de multiplicar la utilidad de la información genética. Esto restauraría probablemente nuestra posición a la cabeza de los organismos más complejos que existen a nivel genético y explicaría el misterio del erizo de mar.
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