Otro tema que ha surgido a menudo estos días en las entrevistas es el de los cultivos transgénicos. Ante la mala prensa que tienen en Europa, yo siempre insisto que tenemos que escuchar a los científicos expertos antes que a los políticos o grupos de presión popular. Basar nuestra opinión en campañas publicitarias es poco responsable si pensamos en los grandes beneficios que los transgénicos pueden traernos (sobretodo para paliar déficits vitamínicos o alimentarios en el tercer mundo, a parte de los económicos) si se explotan de una forma razonable y segura (más detalles en Inmortales y perfectos, página 68).
Un nuevo estudio aparecido en la prestigiosa revista Science se añade a toda la evidencia que tenemos a favor de los transgénicos. Los autores han observado que en China, donde se ha plantado algodón resistente a las plagas que habitualmente destruyen éste y otros cultivos, los campos normales que están cerca del algodón transgénico tampoco són atacados. Y no es que la modificación genética se haya extendido de alguna forma a las plantas normales, como temían algunos, sinó que el algodón transgénico actúa atrayendo las plagas preferentemente y dismunyendo su número, cosa que beneficía a todos los cultivos de la zona.
Hay una implicación ecológica de los transgénicos que a menudo se nos escapa. El hecho que sean resistentes a las plagas permite que se dejen de usar grandes cantidades de pesticidas químicos, nocivos para el medio ambiente y para los que trabajan con ellos. Como se discute en un comentario en la misma revista, los beneficios para la salud y el ecosistema de estos transgénicos pueden ser muy elevados si se confirman los efectos observados en China.
(Foto: protesta en Francia contra el maíz transgénico)
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