Una de las terapias contra el cáncer más prometedoras de los últimos años era la antiangiogénesis, es decir, los fármacos que inhiben la formación de los nuevos vasos seanguíneos que necesita un tumor para alimentarse y crecer. Estos productos se están usando actualmente (ver Inmortales y perfectos, página 183, y también aquí) aunque los resultados nunca han sido tan espectaculares como se creía inicialmente.
Un par de artículos aparecidos esta semana en la revista Cancer Cell, uno de ellos de un grupo de científicos de Barcelona, sugieren que el problema puede ser aún mayor. Los antiangiogénicos podrían estar favoreciendo la invasión y la formación de metástasis. Este efecto secundario totalmente imprevisto hasta ahora invalidaría el uso de este tipo de sustancias para controlar el crecimiento de un tumor, ya que incrementarían sustancialmente la malignidad de las células cancerosas. Si estos resultados se confirman, podría ser el final de la terapia antiangiogénica del cancer.
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