Parece que le tenga una especial manía a los que comercializan compuestos antixoidantes con pretensiones de curar enfermedades o frenar el envejecimiento. Lo cierto es que este es un ejemplo claro de cómo se puede usar una información científicamente válida para sacar conclusiones con una utilidad comercial evidente sin plantearse siquiera si son correctas. Esto tiene dos peligros obvios. Uno, que el "tratamiento" no tenga ninguna utilidad (como se ha demostrado ya en el caso de los antioxidantes, ver Inmortales y perfectos, página 242). Y segundo, y mucho más grave, que sea nocivo.
Aún no sabemos suficiente sobre porqué envejecemos como para justificar tomar antioxidantes (además, aún no sabemos suficiente sobre los efectos de los antioxidantes en nuestro cuerpo como para estar seguros que no haran ningún daño). Una teoría bastante aceptada propone que la oxidación de nuestras células juega un papel importante en el envejecimiento, por eso podría parecer lógico tomar antioxidantes para frenarlo. Un nuevo estudio añade más leña al fuego diciendo que oxidación y envejecimiento son dos cosas distintas: auqnue es cierto que los radicales de oxígeno dañan el organismo, según sus resultados esto no tiene nada que ver con el envejecimiento. No es la primera voz crítica con la teoría del envejecimiento por oxidación, lo que hace pensar que hay que estudiar más el tema antes de que podamos entender de verdad que está sucediendo cuando nuestro cuerpo envejece y como podemos evitarlo.
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